lunes, 11 de octubre de 2010

Doppelbock

Retomando un poco los resultados del Festival de Mar del Plata 2010, voy a hablar de la Doppel Bock que cociné para presentar.

Anteriormente sólo había cocinado una doppelbock en mi vida, que había resultado interesante, pero un tanto desprolija y demasiado pesada. Ésta vez opté por una versión más simple y liviana, tratando de minimizar el uso de maltas especiales (caramelos y tostadas), especulando con obtener la complejidada maximizando el uso de malta munich como malta base.


El benchmark, como siempre, para la doppelbock es la Paulaner Salvator, una de las más conocidas exponentes del estilo a nivel local, y a la única que tenemos acceso. Otras doppelbock que pudé probar en su momento y me gustaron mucho son la Ayinger Celebrator y la Andechs Doppelbock Dunkel (Antares presentó en su momento una doppelbock dentro de la colección “selecciones del brewmaster” que a mí juicio estaba muy buena!).



En cuanto a la mí cerveza, si bien fue la que menos me gustó de las tres que presenté, fue la única que consiguió un premio, llevándose el cuarto puesto y una medalla de bronce por haber alcanzado los 25 puntos de calificación en la ronda “final” (las cervezas que llegaban a la ronda final pasaban por una segunda ronda de califciación).




Como nota de color, me quedo con la planilla de calificación realizada por nada más y nada menos que Randy Mosher!


Es de destacar el nivel creciente que están tomando el concurso anual de cerveceros caseros en Argentina. No pude asistir a la fiesta de Mar del Plata, pero me dijeron que la organización está impecable. Lo que si tengo en mi poder son las planillas de calificación de mis cervezas que compitieron, que se entregaron durante la fiesta y son realmente de un muy alto nivel, con comentarios muy constructivos y puntuales. Felicitaciones para los organizadores!


La receta fue la siguiente:


Malta Base Cargill 45%
Malta Munich Cargill 50%
Malta Caramunich Weyermann 4%
Malta Carafa III Weyermann 1%

Hallertauer (3,6% AA) 60mins 22 IBUs

Levadura: seca, Saf Lager 34/70



OG 1077
FG 1016

AA 79%
7,8% alcohol por volumen

Doble decocción.


domingo, 1 de agosto de 2010

Oatmeal Stout


Con la vista puesta en el 3er Festival Internacional de la Cerveza Artesanal a celebrarse el fin de semana del 14 de Agosto en Mar del Plata, cociné 3 cervezas para participarlas en las diferentes categorías. A lo largo de las próximas semanas (esperemos que no sean meses!) voy a ir describiendo cada una de las recetas que elegí.



En el caso de ésta entrada voy a hablar de la oatmeal stout (categoría 13C del BJCP).


La OS es una cerveza que siempre me resultó interesante, de hecho fue la segunda o tercer receta que cociné, pero no la volví a repetir nunca más hasta ésta cocción. Generalmente se habla de que la principal diferencia que tiene respecto de otras stouts es la sensación en boca, descripta como “sedosa” por el uso de avena. Otra característica que tiene es que se habla de que muchas veces hay inconvenientes con la recirculación, ya que la avena genera una especie de “gomas” que pueden interrumpir o canalizar la recirculación (personalmente trato de contrarrestar la posibilidad de que esto ocurra realizando un “mash out”).



De las cervezas comerciales, las más representativas del estilo que pude probar son la Samuel Smith, la Youngs y la Saint Ambroise. En Buenos Aires se consigue la Samuel Smith, pero estén preparado a abrir la billetera.


En lo relativo a mi receta, apunté a una cerveza balanceada, con notas a chocolate, café y fácil de tomar, más bien tirando para el lado de las cervezas de sesión (alrededor de 4,5% de alcohol). Un sacrificio fué tener que limitarme a menos de 30 IBUs, pero si uno quiere agradar al jurado a veces es necesario realizar ciertas concesiones.





La receta fué la siguiente:


Base 79%


Caramelo 60 6%


Carafa III 3%


Roasted Barley 5%


Avena Arrollada (Quacker Clásica) 6%



Fuggles 60mins 25 IBUs


Levadura: White Labs WL004 Irish Ale



OG 1051



FG 1014



AA 73%


4,8% alcohol por volumen




Maceración por infusión simple a 66°C durante una hora.




Fermentación primaria: 1 semanas a 18°C.


Fermentación secundaria: 1 semana a 18°C


Maduración: 2 semanas a 4°C.



Las notas de cata:


Apariencia: profundamente negra, opaca con una espuma de color beige de tamaño mediano y cremosa. Mejoraría con mayor retención, que no es todo lo bueno que me gustaría. (4/5).


Aroma: retraído, algo de cocoa y café. Una leve nota de manzanas verdes y algo de diacetilo (lo justo, no excesivo). Estoy fallando en el tema aroma con mis cervezas, las estaré tomando demasiado frías o es un tema de proceso?. (6/10).


Sabor: poco definido. Unas débiles notas a fruta, algo de chocolate, algo de café pero nada demasiado marcado ni llamativo. Un poco aburrida. Leves notas terrosas del Fuggles al final. Más bien floja. (6/10).


Paladar: mediano, sedoso, firme y rico, pero no pesado. Muy substanciosa pero sin embargo se mantiene fácil de tomar. Al menos éste aspecto está bien. (4/5).


Impresión general: una cerveza redondeada, tal vez demasiado. Tiene buen aspecto y se deja tomar fácil, pero tiene mucho para mejorar en los aspectos que quizá son más importantes, en el aroma y en el sabor. (14/20).


Que cambiaría? Más lúpulos, por lo menos 30 IBUs y consideraría una adición más entrada en el hervor, quizá faltando 30 o incluso 20 minutos. También trataría de acentuar algo con el grain bill, recargaría el café, el chocolate o un poco más de malta caramelo. Sin duda una fermentación a 20 o 21°C contribuiría con una cerveza más esterosa y un poco más de carácter.

lunes, 21 de junio de 2010

Munich Dunkel

Bueno, cada vez peor en cuanto a la regularidad de los posteos... Pero tengo un justificativo, debido a que por motivos personales mis cocciones se han hecho cada vez más espaciadas.


En ésta entrada la idea es comentar una cerveza que cociné hace ya varios meses y que hace un par ha pasado a mejor vida: la Munich Dunkel (4B del BJCP).


La idea de cocinar ésta cerveza estuvo dándome vuelta la cabeza durante mucho tiempo, ya que quedé gratamente sorprendido cuando tuve la ocasión de probar la Warsteiner Premium Dunkel (la cerveza no aparece en la web oficial de la cervecería). Si bien la cerveza en sí no es nada del otro mundo, me pareció interesante el concepto de una especie de mild/brown ale pero lager. La idea de una cerveza con el típico paladar fresco y limpio de una lager alemana pero con la complejidad agregada que significa utilizar una gran proporción de malta munich como malta base.


Así fue que durante el invierno pasado, aprovechando las bajas temperaturas y la levadura residual de la Pilsner Alemana ya comentada, finalmente me decidí a cocinar la cerveza.


La receta fué la siguiente:


Malta Base 27%

Munich 65%

Caramunich 6%

Carafa III 2%


Magnum 60mins 25 IBUs

Hallertauer 15 mins 2 IBUs

Levadura: Saf Lager W 34/70

OG 1059

FG 1012


Decocción doble


Fermentación primaria: 2 semanas a 10°C.

Descanso de diacetilo: 1 semana a 16°C (sería bueno una temperatura más elevada, 18-20°C).

Maduración: 2 meses y medio a 4°C.



Las notas de cata:


Apariencia: brillante, cristalina, de un color marrón intenso con algunos reflejos rubí. Espuma sólida, cremosa y blanca, dejando las famosas “patas de Bruselas” a medida que se toma el vaso. Realmente estoy muy satisfecho con la apariencia. (5/5).


Aroma: muy tímido, un poco de caramelo, notas a biscochuelo. Agradable, pero nada del otro mundo. (6/10).


Sabor: muy firme, notas a tostado y caramelo. Algo de chocolate, pero todo muy bien conjugado y con un leve amargor compensando las notas de la malta. Todo muy marcado, pero nada invasivo y en armonía. (8/10).


Paladar: es una cerveza suave, bien estructurada y fácil de tomar. Por momentos es como tomar una especie de leche chocolatada, no tan chocolatada, la sensación es espesa y de sabor marcado, pero fácil de tomar a la vez. Claramente se consiguió el objetivo de lograr una cerveza llena de sabor y fácil de tomar a la vez. Aunque la graduación alcohólica hace difícil tomarse más de un par de pintas. (4/5).


Impresión general: muy buen experimento, en algunos planos exactamente lo que buscaba, tal vez alguna complejidad adicional en el aroma sería interesante. (15/20).


Que cambiaría? Probablemente trataría de simplificar la receta, me gustaría intentar con una variante 100% malta munich. Lo relativo al aroma no tengo muy en claro como lo mejoraría, pero sería interesante alguna nota a pasas de uva o tabaco, tal vez algún caramelo oscuro, tipo 120°L? Otra cosa que me gustaría es rebajar sensiblemente la gravedad. Termino siendo una cerveza de 6% abv cuando la idea era más bien algo de 4,5-4,8% “sesionable”, creo que una graduación superior al 5% afecta notablemente la “drinkability” y disminuye la experiencia.

jueves, 31 de diciembre de 2009

Pilsner Alemana


Mucho tiempo paso desde la ultima vez que cocine mi ultima lager y me había quedado con ganas de repetir una pilsner (mi primer y único intento había resultado más que decente, pero al embotellarla se perdió un poco de su “pureza” debido a la carbonatación en botella), por lo que hace unos meses decidí hacer un par de cocciones al hilo: la pils alemana que me ocupa hoy y una munich dunkel de la que hablaré más adelante (prometo volver a postear!, si es que alguien lee esto todavía).


La idea era una cerveza muy sencilla y frontal: malta pils, abundante lúpulo hallertauer, una leva bien neutra y meses de maduración lo más frío posible. Debido a las limitaciones de mis recursos (sobre todo tiempo!) tuve que tomarme dos licencias: la maceración por infusión simple en lugar de por decocción y tuve que usar un agua excesivamente dura.


El estilo German Pilsner (BJCP 2A) es un derivado de la original pilsner checa, solo que (generalizando) tienen un carácter a malta menos marcado (históricamente las maltas alemanas son menos “robustas” que las bohemias), también un menor amargor (la relación maltosidad/amargor, el ratio BU/GU es similar al de las checas, pero el aroma y gusto a lúpulo es más marcado) y suelen ser más livianas y de un color más claro. Tal vez una de las pilsners alemanas (no confundir con las helles!) más conocida sea la Jever, la Veltins es otro exponente bastante conocido también.

La receta fue la siguiente:
Malta Lager 91%
Malta Carapils 9%

Hallertauer 60 mins 20 IBU
Hallertauer 30 mins 10 IBU
Hallertauer 15 mins 5 IBU
Hallertauer 2 mins 3 IBU
Hallertauer Dry Hop 20 grs

Levadura: SafLager W 34/70

OG: 1051
FG: 1010
AA: 80%
5,1% abv
38 IBU

Fermentación primaria: 3 semanas a 10°C.
Descanso de diacetilo: 3 días a 16°C (sería bueno una temperatura más elevada, 18-20°C).
Maduración: 3 meses (sí, 3 meses) a 4°C.


Las notas de cata:

Apariencia: brillante, cristalina, de un color dorado intenso y brillante. Espuma sólida, cremosa y blanca, dejando las famosas “patas de Bruselas” a medida que se toma el vaso. La apariencia es casi perfecta, tal vez una ínfima nota más oscura que lo buscado. (5/5).
Aroma: algunas notas a paja/hierbas y pan. El lúpulo se percibe muy poco si se considera la cantidad empleada y el dry hopping, lo que es una decepción. Hay algún olor raro que no termina de convencerme, tal vez una nota a levadura muy marcada? (6/10).
Sabor: un comienzo con notas a pan y malta agradable, con un final marcado pero agradablemente amargo y firme. Rica y fácil de tomar, pero le falta un poco de ese aspecto “limpio y crispado” que uno busca en una buena pilsner, le falta un poco de definición. (7/10).
Paladar: es una cerveza suave, bien estructurada y fácil de tomar. Sin embargo, se hace evidente esa falta de limpidez a la que hacia referencia anteriormente. La malta y el lúpulo están entremezclados en vez de estar firmemente diferenciados como en las mejores lagers donde uno puede apreciar el flavor de la malta y las notas herbales del lúpulo. El final debería ser más seco y contundente. El retrogusto es agradable y reconfortante, aunque falto de definición. (4/5).
Impresión general: una buena cerveza, pero un tanto alejada de lo que buscaba. De ninguna manera una pilsner ideal, más allá de que sea una buena cerveza y luzca tan bien. (14/20).

Que cambiaría? La próxima vez reduciría la Carapils al 5% o más bien la eliminaría por completo. También realizaría una o dos decocciones, usaría un agua más blanda. También lo que noté es que previo a realizar el dry hopping la cerveza era mucho más “limpia” por lo que quizá también eliminaría este paso.
Fue la primera vez que usé la Saf 34/70 y la recomiendo ampliamente, desde mi punto de vista es muy superior a la S23 y es lo mejor disponible localmente para cocinar lagers.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Saison

Últimamente estuve disfrutando de una de mis (nuestras) últimas creaciones: una Saison (categoría 16C de la BJCP). Esta cerveza tiene varias cosas que la hacen particular. En primer lugar es la primera vez que utilice una levadura que es cuasi legendaria en el ambiente de los “homebrewers”, estoy hablando de la WLP565, originaria de la reconocida cervecería Du Pont (http://www.brasserie-dupont.com/). Por otro lado, también fue una cerveza hecha en equipo con Toti de Colegiales (bicampeón de cerveceros caseros argentinos).

La WLP565 es una cepa de levadura muy interesante por una serie de factores. Por un lado, se cree que originariamente era una levadura utilizada para la elaboración de vinos, lo que la hace única y diferente a todas las demás utilizadas habitualmente por cerveceros caseros. Se habla de una levadura con mucha personalidad y muy compleja. Otro desafío que planteaba era que la mayoría de las fuentes “extra oficiales” consultadas señalan que brilla fermentando arriba de los 25ºC (algunas fuentes que respeto mucho hablaban de por lo menos 27ºC!!), cuando todos los cerveceros caseros evitamos temperaturas mayores a los 22ºC como la plaga. Como solución de compromiso, decidimos “trabajar” en 23ºC y cruzar los dedos…

Saison es un estilo prácticamente desconocido por estas latitudes, pero su historia es fascinante. Originalmente se elaboraba en las granjas para que pudieran refrescarse los trabajadores rurales, de ahí que era necesario que fuese una bebida liviana y refrescante. De hecho, se elaboraba como una manera de conservar el grano, ya que se la producía recién terminada la cosecha y debía durar mucho tiempo, de ahí que (con las condiciones de entonces) desarrollase un toque acido, que la hacia a la vez mas refrescante y compleja. Personalmente he podido probar muy pocos ejemplares de éste estilo (no más de 5), pero por suerte pude probar algunos de Du Pont, señalada como la vara con la que las demás saisons se miden. Otra característica que tiene el estilo es que habitualmente son cervezas muy especiadas, aunque esto es mas bien una modificación contemporánea según los entendidos. Dicen los que saben que las notas especiadas deben ser aportadas por la levadura más que por otros medios.


En cuanto a la cocción en si misma, decidimos hacer lo siguiente: hacer una primera saison “liviana” recreando las características históricas del estilo y usar “la torta” de levadura para cocinar una segunda cerveza más potente (de la que hablare en algún momento).

La receta, si me acuerdo bien y sino Toti me corregirá, es la siguiente:

Maltas:
Malta Base 85%
Malta Munich 5%
Trigo Malteado 5%
Azúcar 5%

Lúpulos:
Horizon 60 mins 27 IBUs
Glacier 20 mins 4 IBUs
Strisselspalt 5 mins 1 IBU

Especias (molidas):
Granos del paraíso 5 grs
Coriandro 6 grs
Cáscara de naranja amarga 6 grs

OG: 1046
FG: 1009
4.6% abv
32 IBUs

Van las notas de cata:

Apariencia: color dorado claro pero brillante, con toques anaranjados. Ligeramente turbia. Espuma mediana blanca y cremosa.

Aroma: frutal, especiado, toques a durazno, un toque floral. Perfumado por el coriandro, pero muy limpio y agradable.

Sabor: cítrico, ligeramente acido, frutal pero con un firme y muy agradable fondo maltoso. Un toque herbal a lúpulo con un retrogusto amargo y muy agradable. Final muy seco.

Paladar: mediano a ligero. Sorprendentemente lleno y cremoso para una gravedad final tan baja. Muy cremoso, fácil de tomar y refrescante. Carbonatación elevada pero adecuada.

Impresión general: excelente cerveza. Liviana y llena de sabor a la vez, para repetir…

Una nota de color es que la idea de compartir la cocción (nada menos que con Toti!) era porque no llego a tomar tanta cerveza como para justificar una cocción de 20 ltrs, pero lo irónico es que entre mis amigos y lo que me gusta esta cerveza, a casi 3 meses de cocinada, solo me quedan 2 litros de esta saison!

lunes, 27 de octubre de 2008

La Ronda VI: Qué país hace la mejor cerveza?

En esta ocasión el motivo de La Ronda es propuesto por Carls, de “El Universo de la Cerveza” y se titula “¿Qué país hace la mejor cerveza?”. Más precisamente, las preguntas que se hace Carlos son: ¿Qué País hace las mejores cervezas?, ¿Por qué lo piensas? y ¿Cuáles son las tres que más te gustan de dicho país?

Ésta, como la mayoría de las preguntas que nos hacemos en La Ronda, es para mí muy difícil de contestar. Por dos razones, por la limitada cantidad de cervezas que uno ha tomado de otros países y, porque uno encuentra cosas para destacar dentro de cada escuela.

Para comenzar el análisis por algún lado, voy a dividir la escena cervecera mundial en 3 “escuelas”: la Centroeuropea (principales exponentes Chequía y Alemania), la Británica (sobre todo representada por Inglaterra y, en un lejano segundo lugar, Escocia) y por último la escuela Belga. A continuación voy a hacer una breve reseña de cada escuela, que puntos fuertes veo, que puntos juzgo como débiles y ejemplos comerciales de cada una. La idea es al final de ésta recapitulación elegir alguna de las “escuelas” como la favorita de la casa.

Escuela Centroeuropea. Desde mí punto de vista creo que una de las características salientes de esta escuela es la calidad técnica con la que se ejecutan las cervezas pertenecientes a este grupo. Se trata, en general, de cervezas prístinas, balanceadas y muy equilibradas. Esto es meritorio si tenemos en cuenta que, la mayoría de las veces, éstas cervezas se realizan empleando técnicas mas complejas que el resto de las otras tradiciones cerveceras (por ejemplo la maceración por decocción). Entonces, las virtudes que veo en este caso son: ejecución impecable, consistencia y balance. Por otro lado, la “formalidad” excesiva lleva a veces a la creación de cervezas demasiado predecibles y repetitivas. Un factor no menor que lleva a esto es la famosa “Ley de la Pureza”. Esta famosa disposición con la que nos viven machacando cerveceros de todo tipo y tamaño, hace las veces de “corset” e impide que haya una necesaria innovación. A modo de ejemplos comerciales, creo que son representativas las lagers doradas (Pilsners como Bitburger y Jever o Helles como la Weinhenstphaner o Paulaner), las bocks (como la Salvator y la Celebrator), las Octoberfest (como la Spaten) y las Altbier (que a pesar de ser ales son sumamente “prístinas”, como la Uerige), entre otras. Las cervezas de trigo (Weizen y Hefeweizens) se alejan un poco de la norma, ya que son un poco más “vividas” desde mi punto de vista, aunque son ejecutadas de la misma impecable manera. Por el lado de Chequia, no tengo demasiada experiencia, pero de lo que he probado destaco la Pilsner Urquell (en lata se disfruta mejor por éstas latitudes) y la estatal Budweiser (la original, no la infame estadounidense).




Escuela Británica. Separar la tradición cervecera británica de la institución del pub es imposible y se pierde su esencia. Las cervezas británicas están hechas para beberse de a pintas (he presenciado sesiones de más de 7 pintas por persona). Son cervezas livianas, pero llenas de sabor, para acompañar la charla. No buscan resaltar, pero a la vez rebosan de personalidad. Tal vez la virtud que más admiro en los maestros cerveceros ingleses es el “sabor” que logran extraer a mostos de tan baja densidad (me animaría a decir que por lo menos el 80% de la cerveza producida en el Reino Unido no supera los 4,5 grados de alcohol). Esto permite que uno pueda disfrutar varias pintas de su cerveza preferida sin perder su capacidad de mantener una charla medianamente coherente, reforzando la propiedad de “lubricante social” que se le atribuye a la cerveza. Otro factor que hace de la cerveza británica algo tan especial es el método de servirla. Ya sea mediante las “handpumps” o por gravedad (“stillage”), es de esas maneras tradicionales donde las cervezas de las islas brillan en todo su esplendor y sin paralelo. Quizás esta “afabilidad” de los estilos ingleses se logra sacrificando la posibilidad de hacer estilos estridentes, fuertes y mas “jugados”, tendencia que de a poco algunos cerveceros de esas tierras buscan revertir. Los estilos británicos abarcan un espectro muy amplio y apasionante, desde las oscuras porters y stouts hasta las maltosas y tradicionales bitters; desde las apacibles y humildes milds hasta las brillantes y altamente lupuladas golden ales. Personalmente disfruto mucho de los productos de cervecerías como Fullers (mis preferidas son la ESB y la London Porter), Youngs (si bien la bitter no es gran cosa, la Special London Ale es un delicioso ejemplar de IPA inglesa, lo mismo la Oatmeal Stout). Más difíciles de conseguir, pero muy recomendables son todos los productos de la cervecería Dark Star (una de sus famosas creaciones es la Hophead, una golden bitter muy cítrica y llena de sabor con tan solo 3.8% de alcohol).






Escuela Belga. La escuela belga es la más “diferente” desde mi punto de vista pero a la vez la que se hace más difícil de definir, debido a la falta de homogeneidad en sus filas. Paradójicamente esto a su vez, para mí, es una de sus mayores virtudes. Las cervezas belgas son extremadamente idiosincráticas, fiel reflejo de maestros cerveceros que están más cerca de ser artistas que técnicos. Los maestros cerveceros belgas son famosos por su creatividad, por recurrir a cualquier cantidad de ingredientes sin ningún tipo de pruritos y por ser muy celosos (en la mayoría de los casos) de sus secretos. Una de las evidencias de la amplitud de sensaciones que las cervezas elaboradas en Bélgica ofrecen es que debe ser la escuela que más “estilos” ha generado y sin embargo, presenta un sinnúmero de casos de muy difícil clasificación y que son prácticamente estilos en si mismos. El defecto que le encuentro a esta escuela es que, debido a la gran “informalidad” que la caracteriza, a veces la consistencia se resiente un poco, y uno se puede encontrar con productos defectuosos. En cuanto a los estilos propios de está región son muchos, pero destacan las ales fuertes doradas (como Duvel), las ales fuertes oscuras (como la famosísima Westvleteren 12 o la Golden Carolus), las famosas cervezas trapenses (mis preferidas son las de Westmalle y Rochefort), las Saisons (como la Moinette), las Lambics (Cantillon, Girardin). Hay cervezas que son estilos en sí mismas, como la Rodenbach Gran Cru o la Orval, también hay cervecerías únicas con un portafolio de productos excepcionales, como mis favoritas Dupont y De Dolle Browers (la Stille Nacht es una de las mejores y más complejas cervezas que he probado).






Mi preferida: la escuela Estadounidense. Así es, creo que la actualidad del movimiento cervecero de EE.UU. consolida lo mejor de cada una de las diferentes escuelas. Hoy en estados unidos se pueden encontrar excelentes lagers al estilo centroeuropeo (la Samuel Adams, Victory Prima Pils), tienen cervecerías que replican muy bien estilos británicos (Bridgeport, Full Sail) y hasta se dan el lujo de tener cervecerías que producen toda una gama de productos de muy alta calidad inspirados en la tradición belga (Ommegang, Allagash, Jolly Pumkin, entre otras). Es decir, creo que hoy en día la cerveza artesanal en Estados Unidos cuenta con productos de una muy buena calidad técnica, consistentes, con una amplia variedad de estilos y con una gran capacidad de creación y superación. Hoy en día hay más de 1.500 cervecerías en el gran país del norte entre industriales, regionales, micro cervecerías y brewpubs. Otra virtud, más personal, es que los americanos destacan en dos de mis estilos preferidos: American Pale Ale (“APA”) e India Pale Ale (“IPA”), estilos en los que demuestran su mundialmente conocido amor por los lúpulos, sobre todos los lúpulos autóctonos, que destacan por sus notas cítricas y resinosas, que algunos encuentran rusticas pero que otros adoramos. Puntualmente de éstos estilos disfruto mucho de dos de los exponentes más conocidos, la Sierra Nevada Pale Ale y la Anchor Liberty Ale.



jueves, 16 de octubre de 2008

Cusqueña

Bueno, siguiendo con el tema de ser el que “sabe de cerveza”, mi vieja volvió (encantada) días atrás de un viaje a Perú. Más precisamente a Cuzco y Machu Pichu. Entre las predecibles cosas que trajo para la familia (tejidos, remeras, cerámica, etc…) ligué una lata de Cusqueña, que se la vendieron como “la cerveza de los incas”. La Cusqueña es elaborada en Arequipa por la Cervecería del Sur de Perú (Grupo Bavaria).


Realmente no tenía demasiadas expectativas puestas en ésta cerveza, ya que las cervezas industriales no conocen fronteras, son todas iguales. Por eso, días atrás, luego de salir a correr un poco, opté por la Cusqueña como una opción refrescante.

La cerveza presenta un color dorado, con una muy breve espuma blanca. El aroma es bastante similar a las demás cervezas industriales, pero con una muy pequeña nota herbal. E sabor no está tan mal, helada eso sí, pero casi se puede percibir una base de maltas y una casi agradable sensación de amargor. Final casi salado. El cuerpo es un poco más lleno que sus genéricas hermanas, más firme y hasta casi con un poco de sabor. Refrescante, eso sí.


Como conclusión general podría decir que, si bien deja mucho que desear, me pareció un poquito más arriba que el resto de las cervezas industriales. No sé si habrá influido la corrida previa, pero fue hasta casi una experiencia satisfactoria.